En el webinar Inteligencia Emocional: ¿De qué sirve?, el profesor Daniel Gil’Adi presentó diferentes perspectivas para comprender la importancia de la inteligencia emocional en las personas y las organizaciones.
Uno de los puntos a destacar fue la comparación entre el coeficiente intelectual y la inteligencia emocional, dentro del marco de las inteligencias múltiples de Gardner.
La Teoría de las Inteligencias Múltiples fue ideada por el psicólogo estadounidense Howard Gardner como contrapeso al paradigma de una inteligencia única. Gardner propuso que las personas requieren del desarrollo de varios tipos de inteligencia, y que cada una de ellas implica una serie de habilidades que van más allá de lo que normalmente se entiende por «ser listo». A pesar de eso, son útiles para afrontar los desafíos cambiantes e imprevisibles a los que nos expone la vida.
Generalmente, las personas enfatizan el coeficiente intelectual (IQ), que está basado en la inteligencia matemática, lingüística y lógica. Si tú como padre mandas a un niño pequeño a un buen colegio, estas seguro que allí le enseñarán muchísimo de matemáticas, a escribir, a hablar, a entender la lógica, etcétera. Entonces obviamente, cuando le pasan el cuestionario de inteligencia IQ, pasa que tendrá una buena calificación. Pero ¿cuál es su nivel de inteligencias múltiples? Es decir, la inteligencia natural, naturalística, musical, la intrapersonal, que tiene que ver con el yo, conmigo mismo, que es uno de los elementos esenciales. La inteligencia emocional de entenderme a mí mismo, de vivir con conciencia. La práctica de vivir con conciencia: qué estoy pensando, qué estoy sintiendo, qué es lo que me está pasando, qué es lo que estoy viendo, qué es lo que tengo que aprender, cómo puedo pedir ayuda. Es decir, yo conmigo mismo, la inteligencia interpersonal que tiene que ver conmigo y con los demás.
Podemos considerar el ejemplo reciente de los niños que sobrevivieron en el Amazonas en Colombia. Cuatro niños de entre 1 y 13 años que sobrevivieron de un avión que se estrelló en la jungla. Su madre murió, el piloto y otra persona que era un jefe de una tribu también murieron. Los cuatro niños sobrevivieron un mes solos en la jungla. Pudieron sobrevivir un mes solos. Imagínense, qué tipo de inteligencia necesitaban tener para poder entender y actuar: vamos a mantenernos juntos, vamos a darnos cariño, vamos a dormir abrazaditos para que el frío no nos pegue, vamos a ver qué podemos tomar, qué agua, vamos a buscar agua, qué podemos comer y qué no podemos comer. De alguna manera, si colocamos en la selva a un niño con un IQ 140, de un colegio maravilloso, y lo ponemos a sobrevivir allí. ¿lo hubiese logrado? Entonces la pregunta clave es: quién es más inteligente. Estos niños que tienen la capacidad de mantenerse fuertes, firmes en la adversidad u otros niños que tienen grandes conocimientos teóricos y técnicos. Así pues, cuando Gardner desarrollo su marco de inteligencias múltiples lo hizo para defender la idea de que la inteligencia no tiene por qué ser una unidad. Puede ser entendida como varias habilidades que funcionan de manera paralela e independiente, las unas de las otras. Eso significa que alguien que según los test de inteligencia tiene un bajo IQ, puede ser muy inteligente en otros ámbitos que no son tenidos en cuenta por este tipo de herramientas de psicometría, y es capaz de realizar mejor, otro tipo de retos.