¿Qué nos espera para el inicio de los nuevos cursos en septiembre? ¿Está el sector educativo preparado para iniciar cursos online o híbridos?
Quizás no tenemos respuestas claras ante estas preguntas. Sin embargo, podemos observar cómo el sector de la educación superior, ya está buscando nuevos mecanismos para adaptarse a la llamada “nueva realidad”.
En un artículo publicado por Pablo Rodríguez, se señalaba que la Universidad de Barcelona ha destinado medio millón de euros para la adaptación tecnológica de las aulas, y la Universidad de Sevilla ha realizado instalaciones de cámaras robotizadas en las clases ante el eminente escenario de no poder atender de forma presencial a todo el alumnado para cumplir con el solicitado “ distanciamiento social”.
Esta clara la necesidad de la transformación digital de todo el sector educativo. Sin embargo, debemos acompañarlo de una formación básica de los docentes que permita la actualización de sus capacidades pedagógicas hacia entornos digitales. No se trata de adaptar la educación presencial al uso de la tecnología, sino de diseñar nuevas prácticas pedagógicas coherentes con los nuevos ecosistemas de educación. Tal como afirma el vicerrector de ordenación académica de la Universidad de Navarra, Pablo Sánchez Ostiz:
“La formación de profesores constituye una pieza esencial en la nueva estrategia“
Pablo Sánchez Ostiz, vicerrector de ordenación académica de la Universidad de Navarra
La presencia de la tecnología de información y comunicación impacta la actividad pedagógica. Por ejemplo, y como comenta Oswaldo Lorenzo director de Unikemia, la inteligencia artificial puede apoyar en un aprendizaje más personalizado o en un acceso más universal e inclusivo. Todo ello obliga a incorporar nuevas didácticas para el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los nuevos modelos educativos, deben centrarse en varios principios básicos:
- Menos, es más: el tiempo es fundamental en un curso online. Las clases síncronas no deben excederse en tiempo y aplicarse el método de la “clase invertida” convirtiéndose en un espacio para aclarar dudas.
- Centrado en el estudiante: el estudiante adquiere autonomía y asume la responsabilidad del proceso de aprendizaje, construyendo su propio conocimiento.
- Evaluación centrada en procesos y no resultados.
- Entornos flexibles que le permitan al estudiante decidir cómo y cuándo aprender.
Todo esto también nos lleva a importantes cambios en el rol del docente, el cual pasa a ser un facilitador y orientador del proceso de enseñanza, permitiendo al estudiante desarrollar sus propios conocimientos. La flexibilidad y comunicación serán dos condiciones imprescindibles del nuevo docente.
Si bien queda clara la necesidad de la transformación digital en el sector educativo, no debemos desvincularla de la importante formación de los docentes, quienes están destinados a asumir un cambio de rol en esta nueva realidad.